NADA Y EL RESTO
(OFRENDA III)
- ¡Toma! ¡Guárdame este candado cerrado para que me sirva de ancla de la Nada que no quiero!
- …
- … Cierto es que cierra Nada… y que las llaves ya hace tiempo que te las hice perder por ti…
- …
- … Encarcelada la Nada y, en ti, asegurado el secreto de su libertad…, me digo: ¡Salvado!
- …
- …
- … Si la Nada debe estar encarcelada en ti, deberías bucearme las llaves de su candado
para hacerte con sus libertades absolutas. Absolutas pero, por otorgadas, controladas. Todo, y evidentemente la Nada como parte de este todo, puede ser, en soledad o con malévolas ayudas como las del tiempo, desatado y entonces, tempestuosamente, puede convertirse, libremente, en tu todo absolutamente descontrolado. Un candado no puede equilibrar durante demasiado tiempo lo que la buena libertad sí es capaz de pactar y respetar crónicamente… Y recuerdo que juegos de llaves tuyos, de los que no han dejado abiertos las cerraduras de diversas esclavitudes, tengo tres ánforas llenas… Pero tres ánforas cerradas con un candado que lleva una de las cerraduras de tu destino y de las que ni yo atesoro la llave…
- …
- …
- … Pero… ¿Y si el candado cae exactamente sobre su llave que lista lo espera?… Rezaré.
- La llave maestra de tu mano, pacientemente, puede saber acariciar los desasosiegos más punzantes de la Nada y, después, de todo el resto.
©Francesc Picas «A Ultramar 2002»
Junio 2002
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Fotografía: Cadenat ©Francesc Picas
Animación: Creciendo en Azul
Mónica 9:11 PM el 10 octubre, 2017 Enlace permanente |
Sólo podría decir Rima XI de Becquer, con mucho amor para ti. Siempre fuiste eso en mi vida. De tu humilde admiradora.